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Transcripción de La curiosidad es un sentimiento humano

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Sinéad Burke
El invitado de hoy dijo una vez que «en momentos de caos, no hay nada como quitarse los zapatos para sentir la tierra bajo tus pies». En medio de una pandemia, estas palabras se vuelven un mantra, e independientemente de si nuestra búsqueda de esa tierra firme es un acto físico o simbólico, hallar tranquilidad en medio del caos es uno de los temas de la conversación de hoy. Me llamo Sinéad Burke. Soy profesora, escritora y defensora de los derechos de las personas con discapacidades. Me interesa cómo podemos rediseñar los sistemas y las culturas para garantizar que todo el mundo se sienta incluido y tenga agencia para participar.

Sinéad Burke:
Es un honor para mí todo un honor llevar a cabo esta conversación en el pódcast de Gucci. Hoy me acompaña el extraordinario David de Rothschild, conocido también como el explorador perdido. David es ambientalista y explorador, con una curiosidad insaciable sobre cómo podemos contribuir al mundo que nos rodea y cuidar de él. David es uno de los protagonistas de la campaña Off the Grid de Gucci, una colección que emplea materiales reciclados, orgánicos, con base biológica y de origen sostenible. Además, estoy hablando con David justo antes del 7 de junio, el Día Internacional contra la Contaminación por Plástico. David, muchas gracias por acompañarme.

David de Rothschild:
Gracias a ti por invitarme al programa. Este es un honor asombroso, y también bastante fortuito: estoy mirando el reloj y, aquí donde estoy, son las 11:11, un número que me da bastante suerte. Esto significa que la conexión entre nosotros es excelente. En una ocasión me dijeron que, cada vez que vemos que son las 11:11, se trata de una señal de que existe algo superior a nosotros. Esto es, en esencia, el ámbito ético. Me quedé fascinado. Y a partir de ese momento, empecé a ver las 11:11 por todas partes. Por eso, espero que todos nuestros oyentes empiecen a ver las 11:11 también y dediquen un momento a pensar en que existe una capa ética en nuestro universo, donde habita lo que no tiene explicación, donde reside la posibilidad infinita del misterio. ¿Qué te parece?

Sinéad Burke:
Una manera magnífica de comenzar un episodio de este pódcast. Pero David, he intentado presentarte y probablemente no he hecho un trabajo demasiado bueno, ¿cómo te describirías a ti mismo personal y profesionalmente?

David de Rothschild:
Qué pregunta tan difícil. Supongo que tengo varios oficios pero no domino ninguno, como recuerdo que una vez alguien me dijo. Yo pensé, ¿es algo malo? Estuve tratando de determinar si me estaba insultado. Finalmente, llegué a la conclusión de que era algo bastante bueno. Me gusta decir que soy apasionadamente curioso. Creo que en el mundo que he esculpido para mí, en el que realmente trato de pasar el mayor tiempo posible en la naturaleza, las personas tienden a colocarte a un lado o a otro de la balanza como un aventurero o un explorador. He notado que cuando dices que eres un explorador la gente te mira con incredulidad y que alguien salta con un «bueno, ¿hay algo más por explorar? ¿No hemos hecho eso ya antes? ¿Qué estás explorando?».

David de Rothschild:
Yo diría que, en realidad, sí, como exploradores de hoy en día, la diferencia entre nosotros y los aventureros, aunque podemos ser exploradores aventureros, para mí un explorador está superando los límites de su curiosidad. En el mundo en el que vivimos tenemos herramientas que nos permiten ver y comprender el planeta como nunca antes y acercarnos a la naturaleza como nunca antes. Probablemente una de las cosas más importantes que podemos hacer hoy en día es tratar de poner atención a la manera en que este sistema ha evolucionado durante los cuatro mil millones de años para sustentar la vida en este planeta porque, sin ese conocimiento, nuestra capacidad de seguir viviendo en este planeta es limitada. Así que, como exploradores, sentimos la pasión y la curiosidad por descubrir y por desaprender y volver a aprender.

David de Rothschild:
Por otro lado te diría que no me identifico con los aventureros, que es el otro lado de la balanza en el que las personas me suelen colocar, porque no puedo hacer flexiones con un brazo ni soy un gran fan del Gore-Tex. Para mí, la aventura está en llevar el potencial humano al límite, hablo más bien del aura, ya que hay atletas extremos que escalan montañas o que se adentran en las rutas más profundas, las más altas, las más rápidas y las más veloces alrededor del planeta. En mi caso, quiero pasar mi tiempo sin prisas, sumergiéndome en la naturaleza tanto como pueda simplemente para absorber mi entorno y comprenderlo.

David de Rothschild:
Así que, si digo que soy un explorador, suena como algo forzado en cierta forma. Realmente significa que eres curioso, y ese ha sido mi mantra desde que me dijeron «no toques eso» por primera vez. Siempre he mantenido mi cabezonería por tocar y probar las cosas y por conocer cómo funcionan y cómo puedo interactuar con ellas.

Sinéad Burke:
Si pasamos de estos comportamientos de la infancia en los que te decían que no tocaras las cosas hasta convertirte en un explorador, ¿cómo has cultivado y estimulado tu curiosidad como una habilidad durante tu vida?

David de Rothschild:
Es una muy buena pregunta, de hecho, porque creo que en la misma forma en que lo expresas, la curiosidad es una habilidad. Es una habilidad y también es una emoción humana. Es fundamental para todos nosotros, es fundamental para la humanidad, para la manera en que ha evolucionado la humanidad. Si pensamos en los cazadores prehistóricos y en la curiosidad que sentían al contemplar el horizonte y preguntándose ¿qué es lo que habrá allá a lo lejos? Siempre me imagino a los primeros Homo erectus saliendo del África Oriental y a los primeros neandertales cogiendo una baya de un árbol y mirando a su pareja, a su amigo o a quien tuvieran al lado y diciendo «¿Qué piensas? ¿Debemos comerlo? ¿Qué opina? Hazlo tú o lo haré yo».

David de Rothschild:
Imagina a la primera persona que se comiera una ostra. ¡Qué acontecimiento tan extraordinario! Hace falta una gran curiosidad. Pensemos en la primera persona en coger una piña, un huevo, o lo que sea, ninguna de esas cosas existiría hoy, ninguno de esos caminos se habría atravesado si no fuera por la curiosidad. Estoy seguro de que probablemente hemos perdido a muchas personas porque comieron algo que no debían y nadie les avisó a tiempo. Creo que esta es una habilidad que es casi más difícil de mantener hoy en día porque, en última instancia, tenemos dispositivos que responden a muchas de nuestras preguntas. Pueden estimular en gran parte la curiosidad que todos albergamos en nuestro interior.

David de Rothschild:
Todo esto es genial, pero no nos da las habilidades para mantener nuestra curiosidad innata. En ocasiones, simplemente nos desplazamos por un dispositivo y le preguntamos algo, o bien, damos una dirección y simplemente lo aceptamos como válido. no desafiamos esa indicación y ¿es eso lo correcto? Creo que eso lleva a la curiosidad y, para mí, lleva a una metodología de aprendizaje. Y creo que se puede concebir en dos partes. La primera parte es que aprender es tan importante como no aprender, ¿verdad? Así que siempre nos han enseñado a aprender. Llevamos a cabo este proceso desde una edad muy temprana, en la que alguien te dice «bueno, aquí tienes una inyección de información que te servirá para el resto de tu vida, ya te puedes ir».

David de Rothschild:
A medida que nos convertimos en adultos, tendemos a no hacer tantas preguntas, tal vez porque nuestro ego se interpone en el camino, y comenzamos a preguntarnos si está bien o no responder esa pregunta por temor a quedar como idiotas o a que parezca que no sabemos algo, así que en ocasiones nos tragamos ese sentimiento y nos decimos que así es como debe ser. Realmente no quiero preguntar, no quiero destacar. Nos avergonzamos porque no lo sabemos. Se supone que como adulto debes saberlo todo y eso es algo completamente descabellado. Así que empezamos a perder esa curiosidad. Solo tienes que acercarte a un grupo de niños y hacerles una pregunta o decir algo y verás como todos levantan la mano. Si haces esto mismo con estudiantes universitarios, la mayoría de ellos no levantarán la mano y podrás constatar que, realmente, el sistema educativo a menudo nos enseña a no salirnos del patrón imperante y que, tristemente, su labor es homogeneizar cómo pensamos.

Sinéad Burke: Tan enorme, también.

David de Rothschild: Exacto.

Sinéad Burke:
Para subrayar ese punto, soy una persona discapacitada. Tengo enanismo. Mi altura es de 1,06 metros y a menudo olvido que soy una persona con enanismo, hasta el punto de que estoy en un espacio público y alguien me lo recuerda. A menudo esa persona es un niño y la curiosidad natural del niño le permite o le da derecho a señalarme. Si esto sucede en una tienda, en una tienda de comestibles o en un supermercado, lo más seguro es que vaya por un pasillo haciendo mis compras y que de repente un niño diga en voz alta algo del tipo «¡mira, una mujer pequeña!» y la reacción inmediata de los adultos, del adulto que vaya con ellos, será regañarles, hacerles salir de ese lugar e ignorar lo que han dicho. Todo esto está provocado por el miedo, la vergüenza y la lástima.

Sinéad Burke:
Parecen pensar que no han criado a su hijo en la empatía y que todas sus enseñanzas se han reflejado de esa manera en ellos en lugar de darse cuenta de que la curiosidad es algo que se debe estimular. Precisamente lo que aliviaría esa situación es que simplemente dijeran a su hijo: «sí, es una mujer pequeña, una persona pequeña. ¿Por qué no le dices hola?». Al final centramos esas situaciones en nosotros mismos aunque no seamos los protagonistas directos, por lo que en realidad estamos reprimiendo cualquier posibilidad de aprender o de alentar conversaciones difíciles con personas que son diferentes a nosotros simplemente porque nuestra curiosidad ha perdido la batalla frente al miedo.

David de Rothschild:
No podría estar más de acuerdo. Es un caso clásico de no romper el círculo y de que ese niño actuará igual con su hijo y así sucesivamente. Es aquí donde vemos la división en la sociedad. El prejuicio es el miedo. Vemos la fragmentación, en lugar de mirar y decir, la belleza dentro de la naturaleza es su diversidad. Pero nos esforzamos mucho para homogeneizar la sociedad en esta talla única. Y al final no sirve para nosotros mismos porque todos tenemos algo que añadir. Nuestra belleza está en nuestras diferencias. Nuestra belleza radica en la forma en la podemos apoyarnos unos a otros a través de estas diferentes visiones, a través de estas historias diferentes, a través de estas perspectivas diferentes. Qué aburrido sería todo si nos acostumbráramos a solo una visión y una narrativa desechando el colorido y la riqueza que proviene de esa diversidad.

David de Rothschild:
Todo esto es muy cierto. De nuevo vemos que, a medida que envejecemos, nos quedamos atascados en nuestra forma de ver las cosas. Creo que para mí, es uno de los desafíos a los que siempre me enfrento y estoy seguro de muchas personas podrían afirmar lo mismo. Todos nos acostumbramos a rutinas cómodas. Todos nos asentamos en nuestras zonas de confort, pero solo cuando las abandonamos realmente aprendemos algo diferente, algo nuevo. Una de las maneras más rápidas de conseguir esto, para mí, siempre ha sido a través del privilegiado acceso que he tenido a través de los viajes, del trabajo que he desarrollado y de mis encuentros con diferentes culturas, lo que me ha permitido pasar tiempo en diferentes entornos que están fuera de mi zona de confort, que me permiten dejar atrás todas mis ideas preconcebidas y sumergirme en la riqueza de algo nuevo que cambiará algo en mí para siempre.

David de Rothschild:
Creo que uno de mis más importantes y mayores focos de aprendizaje ha sido pasar tiempo en la naturaleza y con personas fuera de mi burbuja, porque es muy fácil sentarse en un evento, una cena o en una conferencia, volver a esos mismos lugares, tener las mismas conversaciones y que las personas siempre estén de acuerdo contigo. En ese caso, no estarías aprendiendo. Así que, para mí, una vez más, volver a ese concepto de curiosidad y exploración en el momento en que se siente cierta incomodidad es lo que te convierte en un explorador porque en realidad está saliendo de tu zona de confort para encontrar un nuevo camino. Estás estableciendo una nueva vía, una vía neurolingüística.

David de Rothschild:
En realidad, estás haciendo algo con lo que podrías romper un hábito. Es por esto que desafío a las personas, a mí mismo y a mi comunidad a no tener siempre las mismas conversaciones, no dar nuestra aprobación a todo y a buscar a aquellas personas que no estén de acuerdo con nosotros para comprender su punto de vista, ya que si simplemente nos sentamos y validamos todo según nuestros estándares nunca aprenderemos o nunca exploraremos nuevos caminos. Por lo tanto, es importante seguir siendo curioso y eso llevará a un «perdona, sigue, sigue».

Sinéad Burke:
Justo iba a decir eso, que cambiar de esa posición te permite ser vulnerable y, en realidad, ser vulnerable, curioso, e incluso amable, no son rasgos que hayamos valorado históricamente en la misma forma en que hemos fomentado otras habilidades y personas. Pasar a ese espacio de vulnerabilidad y admitirte a ti mismo y al mundo que hay cosas que no entiendes y que es posible que nunca entiendas requiere una gran valentía y confianza para ponerte en una posición en la que te sientes deliberadamente incómodo.

David de Rothschild:
Exactamente. Es muy cierto y muy interesante. Creo que, en cierta forma, nos alejamos de la incomodidad y, en realidad, lo que estamos haciendo es evitar romper nuestro caparazón. Hay un proverbio sufí que dice que «todo el dolor viene de la ruptura de la cubierta que abarca nuestra comprensión». Somos criaturas de hábitos y nos quedamos dentro de ese caparazón. Sin embargo, en realidad, el lugar más interesante para operar y aprender es cuando nos encontramos fuera de nuestra zona de confort. Supongo que, nuevamente, siendo más joven, o cuando era más joven mejor dicho, si reflexiono sobre ello en perspectiva, cuando tenía 20 años recuerdo mi primer viaje para cruzar la Antártida con un grupo en el que iba invitado inicialmente como miembro del equipo de apoyo.

David de Rothschild:
Debo decir que mentí para apuntarme a este viaje, probablemente no debería reconocerlo, pero estaban todo el rato preguntándome cuántas montañas había escalado, cuántos nudos podía hacer o cómo era de fuerte. Simplemente iba inventándome las respuestas y diciéndome «bueno, caminar con esquís no puede ser tan difícil. Voy a leer algunos libros sobre el tema». Creo que mi mente acumulaba tanta energía que simplemente dejé que pasara. Luego, a medida que envejeces, el miedo hace acto de presencia y creo que ahora si alguien viniera y me dijera «haz es» y si nunca lo hubiera hecho antes, probablemente sería mucho más reservado y cauteloso y posiblemente perdería una oportunidad.

David de Rothschild:
No es que quiera decir que, a medida que envejeces, no te involucres en las cosas, pero eso significa que nos vamos metiendo en nuestro caparazón. Creo que ese es el motivo por el que si no nos miramos en nuestra fantástica juventud, recalco, nuestra fantástica juventud, sonaré como el hombre de mediana edad que soy. Pero si no estamos buscando esa fuente de energía limpia, todos hablan de energía limpia, esa energía limpia comienza tan pronto como ese joven rostro se ilumina y ve la naturaleza por primera vez o expresa y come alimentos por primera vez. En ese momento, esa energía que se abre paso, como decías antes del niño pequeño en el pasillo del supermercado, y que está en plena eclosión, a esa edad es la que hace que se desencadene todo.

David de Rothschild:
Y aquí es donde realmente podemos ver, creo, ese impulso y eso es lo interesante de nuestra sociedad. Cogemos a los ancianos y los metemos en residencias e ignoramos a los jóvenes y les decimos que no tienen valor simplemente porque en el mundo occidental solo valoramos esa parte de la sociedad que contribuye al modelo económico y financiero. De la misma manera, si te introduces en una cultura indígena, la juventud es reverenciada por su energía y por ser la próxima generación, por su vitalidad y por la continuidad que representan, y los mayores son reconocidos por su sabiduría. Son realmente esta conexión con las historias de dónde venimos.

David de Rothschild:
Si no comprendemos de dónde venimos, no entenderemos realmente hacia dónde debemos ir. Creo que esto es interesante si lo aplicamos a una de las tragedias sobre lo que está sucediendo, solo por mencionarlo, con la COVID-19. Si observamos toda la sabiduría que se ha perdido de manera innecesaria, es como si hubiéramos perdido bibliotecas de información de la manera más absurda. Creo que tenemos que empezar a realinear a la sociedad y decir: solo porque no estás contribuyendo a esta parte económica intermedia y laboral de la sociedad, esa parte que contribuye económicamente, no significa que no seas valioso, ya que el conocimiento es infinitamente valioso y no se puede reemplazar.

David de Rothschild:
Todos necesitamos volver a alinear nuestra relación con aquellos más jóvenes que nosotros y con aquellos mayores que nosotros. Creo que al pasar tiempo con esos ancianos con esa sabiduría y también con esa ingenuidad y esa audacia estimularemos nuestra capacidad para afrontar cosas, ya que a medida que nos hacemos mayores tendemos a procrastinar. Muchos de los problemas a los que me enfrento y muchas de las personas de mi espacio no tienen tiempo para la procrastinación. Nos estamos moviendo en una línea temporal muy, muy ajustada para tratar de movilizar algo de sentido común en aquellos que tienen la capacidad de tomar decisiones que realmente cambiarán nuestra capacidad de vivir en este planeta o no.

David de Rothschild:
Debemos reconocer que, aunque estemos en confinamiento durante los últimos tres o cuatro meses, dependiendo del lugar del mundo en el que nos encontremos, no podemos confinarnos de una naturaleza que se está desmoronando. No podemos mirar hacia abajo frente a ese sistema, que nos hace desaparecer o que nos abruma, porque no tiene la capacidad, o mejor dicho, no podemos simplemente rescatarlo como a los bancos. Por este motivo, tenemos que tomar esas decisiones muy pronto. Para esto, necesitamos a todo el mundo, es todos o nadie, como dijo el gran Buckminster Fuller en 1963 cuando acuñó la frase «Shaceship Earth» (la nave espacial Tierra).

Sinéad Burke:
Exactamente como acabas de decir, creo que en este momento gran parte de lo que hemos aprendido es la categorización de los diferentes grupos de personas y que si se te considera vulnerable en ese momento, lo que debes hacer es aislarte ciñéndote a esa definición de valor y lo que una persona es o puede hacer para ser valiosa o prestar un servicio. Creo que es muy importante que critiquemos esto no solo desde un punto de vista económico. Solo por existir cada uno de nosotros tiene un impacto. Tenemos un impacto en aquellos que han vivido con nosotros, en aquellos que nos quieren, en el medioambiente, ya sea positivo o negativo. La adopción de una nueva perspectiva podría tener la mayor importancia en este momento porque tenemos la responsabilidad de cuidar de nosotros mismos, de la próxima generación y del planeta, en esencia. Pero David, tú hablas de una manera tan hermosa acerca de la naturaleza. Me encantaría que me describieras la escena de tu momento favorito rodeado por la naturaleza.

David de Rothschild:
Debo decir que estoy muy sesgado hacia el océano. Creo que es uno de esos lugares en los que reside el misterio de este otro mundo. Yo diría que para mí, el momento en el que te colocas en la popa de un barco y pareces volar sobre esa inmensidad azul que te permite recorrer este mundo y contemplar criaturas que parecen sacadas de otro lugar y que habitan en esas auténticas ciudades submarinas construidas alrededor de estos arrecifes de coral y que albergan formas de vida tan diferentes. Son el lugar donde la vida comenzó en este planeta. Para mí, creo que tener la oportunidad de sumergirme bajo el agua todo lo que me permitan las bombonas de oxígeno, que normalmente suelen dar para un vistazo rápido, es la oportunidad perfecta para contemplar este mundo que pocas veces tenemos la oportunidad de explorar.

David de Rothschild:
Sabemos muy poco acerca de nuestro océano. Sabemos tan poco acerca de las especies de nuestro océano y existen bibliotecas, bibliotecas y bibliotecas de información en nuestro océano que damos por sabidas. Básicamente, si lo piensas, toda esa diversidad es una enorme biblioteca de soluciones obtenidas a través de miles de millones de años de evolución. Esos increíbles sistemas han prosperado, sobrevivido, evolucionado y han producido algo inimaginable. Cuando miramos a nuestro planeta en este negro vacío de espacio piensas, ¿cómo hemos terminado con este increíble equilibrio donde estamos lo suficientemente cerca de esta bola de fuego? Podemos alejarnos suavemente de esta fuente de calor que arde a miles de miles y millones de grados y a la que, si nos acercamos más, nos haría arder, pero al mismo tiempo si nos alejamos nos quedaríamos congelados hasta el olvido.

David de Rothschild:
También tenemos la luna, que creíamos que era un planeta del tamaño de Marte y que chocó contra nosotros, nos hizo rebotar y básicamente creó un vínculo con nosotros. Hoy controla nuestros días y nos proporciona estabilidad en la rotación. De nuevo, nos proporciona el equilibrio perfecto y la madre luna se conecta con nuestro océano dándonos las hermosas mareas y las corrientes y rige el clima en todo el planeta en un vínculo constante. Cuando comienzas a observar todo esto, la interrelación, empiezas a constatar este conocimiento, a ver la interrelación de todas estas piezas y a preguntarte por qué no tenemos el mismo respeto por estas bibliotecas de la naturaleza, esta información y la naturaleza como nuestro propio trabajo al igual que hacían los grandes de la literatura. Creamos estos enormes museos y pusimos libros, arte y todo lo demás, nuestras obras de arte y nuestro conocimiento.

David de Rothschild:
No obstante, en cierta manera, ignoramos esta otra biblioteca que conforma la naturaleza. Así que para mí, bucear bajo el océano y convertirme en un mero espectador para ver todas estas diferentes interacciones y momentos sucediéndose me supone una gran fascinación. Cuando contemplas un pulpo, hay muchas cosas que aún no sabemos de ellos, como por ejemplo, si cambian de color para adaptarse a su entorno pero al mismo tiempo tienen daltonismo. ¿Cómo lo consiguen? ¿Cómo saben qué color deben adoptar? Una teoría es que sienten el color a través de sus patas, a través de las longitudes de onda de color, cada color tiene una longitud de onda diferente y pueden sentir ese color. Así es como responden cuando están en peligro o cuando tratan de esconderse y cazar.

David de Rothschild:
Simplemente han evolucionado a lo largo de millones y millones de años para saberlo. Ahora llegamos nosotros, los sacamos del océano y les echamos un poco de aceite. Lo sumergimos en salsa picante sin pararnos a pensar que tiene una inteligencia de conciencia superior con millones de años de evolución para participar en este increíble sistema. Creo que eso es lo que intento hacer constantemente, atesorar conocimientos, esa es la esencia de mi propia curiosidad. ¿Cómo podemos desenvolvernos y reimaginarnos dentro de esta red de vida? ¿Cómo tratamos de cerrar la brecha en esa narrativa para decir que todos somos parte de la naturaleza y que nosotros somos naturaleza?

David de Rothschild:
Justo estaba pensando en esto el otro día, nuestro hogar es el planeta Tierra, que nació además en este gran vacío. Fue una gran lucha entre la gravedad y la masa. De alguna manera, logramos sobrevivir contra todo pronóstico y nuestro planeta comenzó a evolucionar, teniendo lugar todos los eventos milagrosos que sucedieron hace ya miles de millones de años, lo que permitió que la vida prosperara. Lo mismo se aplica, por ejemplo, a la evolución de un feto en el útero materno, en este gran vacío, de forma repentina y contra todo pronóstico, tiene lugar la lucha entre la vida y la muerte, dando paso a la vida en el interior del útero y al posterior nacimiento de un ser humano.

Sinéad Burke:
Esto pone de manifiesto tu tesis sobre el poder de la conexión, pero también la importancia del equilibrio y la forma según la cual todo se encuentra dentro de esa economía circular ecológica en un determinado sentido. Pero una de las cosas que más curiosidad me suscita sobre ti, David, es que el enorme interés que sentiste desde un principio por el medio ambiente se fundamentaba en tu propia curiosidad, pero rápidamente, decidiste convertir esa curiosidad en lucha personal y en trabajo. Me intriga, por ejemplo, cuál es tu intención con el Plastiki. Y me pregunto, ¿qué supuso un punto de inflexión para ti? ¿Cuál fue el catalizador que hizo que no se tratara de una simple experiencia de aprendizaje y de tener acceso a la enciclopedia del mundo que nos rodea, sino también de sentirte motivado para convertirte en un factor clave del cambio, logrando captar la atención de un gran número de personas?

David de Rothschild:
Creo que el Plastiki ha sido uno de estos catalizadores, nos ha proporcionado una experiencia tan increíble que continúa constituyendo un factor de cambio absoluto, y de hecho, este año es su décimo aniversario. En este momento, ya habíamos partido de Samoa y nos dirigíamos surcando los mares hacia un nuevo destino, Nueva Caledonia, hace ya 10 años de esto. Pero el origen de la idea que subyace en el Plastiki se remonta a la etapa que pasé en el Ártico en 2006, en esos momentos acababa de finalizar un proyecto en el que intentaba llegar esquiando desde Rusia a Canadá y pasé por ello 110 días en el océano Ártico. El debate sobre el cambio climático cobró en esos momentos un especial protagonismo. Además del hecho de que tanto el Ártico como la Antártida son como los canarios de una mina de carbón, poniendo de manifiesto hechos realmente preocupantes como el derretimiento del hielo marino y las repercusiones que esto podría tener en nuestros sistemas climáticos globales.

David de Rothschild:
A mi vuelta, comencé a profundizar en esta cuestión y siempre me encontraba con la misma respuesta, que el clima está sometido a un continuo cambio. Una cosa está clara, cada vez que el cambio climático global se plantea como un debate, siempre genera tensión entre las personas. Es raro, pero es así. Con esto quiero decir, que si lo llamas contaminación y mencionas que tenemos un problema de contaminación global, todos dirán, bueno, vale, genial. Con eso sí que puedo empatizar. Y uno de los problemas de contaminación a los que nos enfrentamos y del cual somos hoy en día mucho más conscientes, ya que desgraciadamente forma parte de nuestra vida cotidiana, es nuestra adicción al plástico, que ha dejado nuestra huella en todo el planeta. Este fue el motivo que me llevó a comenzar a leer sobre el tema en 2006, y este insulso informe de la ONU, en el que se mencionaba de pasada la biodiversidad de nuestros océanos y la presencia de plástico en los mismos.

David de Rothschild:
Me impactó muchísimo el hecho de saber que había 46 000 objetos de plástico [inaudible 00:28:11]… estaba convencido de que se trataba de un error tipográfico. Con toda seguridad, el UNEP había cometido un error, debían ser tan solo 4000 objetos. La cifra de 46 000 tenía que ser incorrecta. Seguí investigando y descubrí que realmente se trataba de una estimación y que no tenía ni idea de la cantidad de plástico que se estaba acumulando en nuestros océanos. Las estadísticas no contaban aún con un gran refuerzo, eran muy tempranas y nadie las conocía realmente, por lo que la problemática de los plásticos en nuestro entorno se podía considerar una temática incipiente. Así que la pregunta que me planteé fue, vale, ¿cómo se podría suscitar el interés de la población? ¿Cómo podría comenzar a motivar un cierto activismo? ¿Cómo captas la atención de las personas para participar en una nueva experiencia? Si comienzo con un simple «Hola, chicos. Hoy os vengo a hablar de un tema muy interesante en el que me gustaría que os implicarais un poco. Se llama reciclaje».

David de Rothschild:
Es muy probable que el público lo aceptara, sí, genial, pero sacarían como conclusión que este chico necesitaría salir un poco más, y que está claro que algo no le va bien… El reciclaje no es tan divertido. Pero si yo les digo, «voy a construir un barco hecho con pequeñas botellas de plástico para navegar por el Pacífico», al instante, todos se enamorarían de la idea. Querrían saber por qué motivo un tipo como yo ha decidido poner en práctica esta idea. Y así fue como comencé a construir el caballo de Troya de la educación y la formación. Y es así como por tu propia curiosidad, te acabas convirtiendo en un activista, porque no puedes apartar de tu mente esa curiosidad, ahora deseas realmente saber cómo se construyó el barco, a dónde se dirigirá navegando, quién forma parte de la tripulación, qué comías, cómo viajabas, cómo es el océano, qué hay en él, si he visto algo anormal en el océano… Y así, sin darte cuenta, es como te terminas convirtiendo en un reportero.

David de Rothschild:
De la noche a la mañana, te has convertido en el epicentro de la noticia y comienzas a replantearte todas estas preguntas, al tiempo que, con suerte, vas atravesando todos los diferentes niveles y superponiendo historias como, por ejemplo, que eres un marinero, un biólogo, un oceanógrafo, incluso que eres un poeta, un fotógrafo, un cineasta, que te dedicas a la ingeniería, que te interesa el tema de los plásticos… hay miles de historias a las que aferrarte y de las cuales poder formar parte. Y así un día, consigues esa visión de 360 grados sobre nuestra forma de usar el plástico, cómo no lo desechamos correctamente y cómo termina destrozando nuestro entorno natural. Y en cuanto al elemento de diseño del proyecto, comenzamos a amasar este proyecto con la idea de que cualquier cosa es posible. Y, de alguna manera, el Plastiki vio la luz con este mantra. Para mí, se trataba de una idea realmente alocada que comenzó con la simple premisa de que podíamos construir un barco fabricado a partir de botellas de plástico para que navegara por el Pacífico.

David de Rothschild:
Al formular esta pregunta, me di cuenta de que no existían preguntas estúpidas, y de que cualquier persona podía venir a plantear cualquier tipo de cuestión, sobre esto o lo otro, y de este modo se fue formando un vibrante circo de curiosidad alrededor del Plastiki. Nos planteábamos cualquier tipo de cuestión, cualquier posibilidad, nada era descartable, lo probábamos todo hasta que constatábamos que no funcionaba. Y esta mezcla fue realmente hermosa, y es también por esta razón que tardamos entre tres y cuatro años en dar forma al diseño de este invento. Después comenzó la auténtica aventura, zarpamos desde San Francisco y nos embarcamos en este viaje con todo un sinfín de sistemas puestos en marcha en el barco. Nos convertimos en eternautas. ¿Sabes lo que quiero decir? Nos lanzamos a navegar por una porción de océano que representaba el 2 % de la composición del planeta, mientras que el Pacífico representa el 28 % de este.

David de Rothschild:
Nos sentíamos parte del océano. Pero la sensación que teníamos al partir fue la de un astronauta adentrándose en el espacio. Las estrellas son tan brillantes en el Pacífico que se reflejan en el océano. No sabes si estás navegando entre las estrellas o si estás en el cielo, o incluso si estás en el océano o en el cielo. Te encuentras envuelto en esta experiencia cósmica a medida que te adentras en sus aguas y nos dejábamos ir a la deriva como si se tratase de un mensaje en una botella. Y para mí ese mensaje, incluso hoy en día, era que todo es posible si realmente aspiras a ello. Creo que es un mantra muy importante hoy más que nunca. Y es por ello que ya pasados 10 años, seguimos diciendo que en aquellos momentos no existía ningún tipo de debate acerca del tema, pero, mira, hoy se habla de ello.

David de Rothschild:
Desde mi punto de vista, el debate se centra demasiado en lo que se hace mal. Son innumerables las fotos de tortugas y ballenas en las playas cubiertas de plástico, lo cual hace que la población lo contemple como un «mira, otra tortuga u otra ballena muertas», o incluso, «¡anda! cuánto plástico hay tirado…» en lugar de centrarnos en cómo se podría convivir en armonía con el material que, si se utiliza de forma correcta, es un material muy inteligente, pero que nuestra tendencia a la comodidad y facilidad de desecho ha convertido en un factor trágico a lo hora de dar respuesta a la condición humana del consumo. Es algo que debemos contemplar y en lo que debemos centrarnos. Por este motivo, y aprovechando su décimo aniversario, hemos decidido hacer regresar al Plastiki para realizar una gira por el Reino Unido. El recorrido tiene previsto su inicio a principios de junio y nuestro objetivo será poder tener presencia en las cumbres del COP.

David de Rothschild:
Pero tal como todo el mundo sabe, la edición del 2020 se ha cancelado y prorrogado hasta el próximo año 2021, aunque creo que tan solo le cambiaremos el nombre de 2020. Así que decidimos hacer que todo fuera digital. Por eso, hemos desarrollado un nuevo sitio que se presentará alrededor del 1 de junio, a tiempo para la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente. El Día Internacional de la Lucha contra la Contaminación por Plásticos se celebra el 7 de junio, y para mí es un día en el que nos centraremos no solo en lo que hacemos mal, sino en lo que hacemos correctamente, y en usar el Plastiki como plataforma para eso precisamente, lo que nos lleva directamente al Día Mundial de los Océanos que tiene lugar el 8 de junio. Este momento es por tanto un auténtico festival en el que centrarnos en la naturaleza a través de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente el día 5, el día internacional de la lucha contra la contaminación por plásticos el 7 y el Día Mundial de los Océanos el día 8. Tenemos la oportunidad de reflexionar como individuos sobre qué podemos hacer.

David de Rothschild:
¿Cómo puedo participar? ¿Cómo puedo poner en marcha una iniciativa? ¿Cómo puedo aportar algo? A todos les diría que lo definitivo es ser curioso, no aceptar que las cosas se logran con tan solo plantearlas, que todo se hace tal que así, ya que al fin y al cabo, hay miles de formas distintas de poder vivir en este planeta. La que hemos elegido es demasiado lineal, realmente destructiva, demasiado fragmentada y que, en realidad, tenemos la oportunidad de trabajar mucho mejor, todos unidos. Se trata de todo el mundo o nadie. No es mi problema. A mí no me afecta. Se trata de una responsabilidad global, de todos. Si yo lo consigo, tú lo consigues también. Si logro conectar contigo de una forma positiva, tendremos un claro efecto dominó. Si nos conectamos de una forma negativa, no llegaremos a ningún sitio.

Sinéad Burke:
Totalmente. Además creo que algo como un décimo aniversario, o un aniversario en sí, es un momento muy importante para pararse a reflexionar acerca de dónde venimos, el progreso que hemos logrado hasta el momento y lo que está por venir. Y pienso que, exactamente tal como has mencionado, debemos reenfocar este tema bajo una perspectiva más positiva, pero también con un enfoque de interseccionalidad. En mi opinión ha existido mucha controversia en el debate sobre la sostenibilidad con la comunidad de activistas, específicamente en relación con las personas con discapacidad y problemas de accesibilidad. Y esto me recuerda, tal como has mencionado, David, que hay usos muy importantes que podemos dar al plástico, no excluyentes, y que debemos considerar cómo podemos de forma colectiva marcar una diferencia y tomar conciencia de que el entorno se ve afectado y que esto afecta a muy diferentes personas de muy distintas maneras. Lo importante es ser curioso y estar abierto a aprender y a desaprender en lo que respecta a estos temas de debate.

David de Rothschild:
También debemos reconocer que la naturaleza es un mago increíble y ¿a quién no le gusta la magia? ¿No? ¿Sabes lo que quiero decir? Imagina que conoces a un mago, y te quedas como… vale, pues un mago. Pero esto no funciona así, hay muchos tipos de magos, hay magos buenos y magos malos, pero a todos nos gusta la magia. Sabemos que es un truco, pero si te concedes la posibilidad de olvidar cualquier idea preconcebida de que se trata de un truco de magia y, simplemente, te dejas llevar por esa sensación infantil de curiosidad en la que solo te planteas… vaya, ¿cómo has hecho esto? La naturaleza es igual, genera la misma respuesta. Hace las cosas más increíbles. Tan solo la idea del amanecer y el atardecer y la salida y la puesta de la luna, es en sí increíble, y te deja con una sensación de energía.

David de Rothschild:
Creo, además, que en ocasiones tenemos que estudiar la situación, tal como has comentado, hacerla mucho más accesible, menos exclusiva, menos fragmentada. No es una situación única que se adapta a todos. No debería serlo, al contrario, debería dar prioridad a la diversidad. Debe adoptar diferentes metodologías, ya que todo el mundo tiene su propia historia que contar, todo el mundo tiene su propio conjunto de valores, su propia forma de funcionar que se adapta a sus necesidades. Por este motivo, debemos pararnos a pensar y a reflexionar para aprender, no alejarnos de lo importante, no decir que simplemente somos diferentes entre nosotros, porque obviamente somos iguales, somos todos iguales.

David de Rothschild:
Y creo que ese frente unificado ante cualquier problema, ya sea medioambiental, de igualdad de género o tanto si se trata de la accesibilidad, es la clave. Tal como he comentado, cualquier persona podría decir «mira, una persona con discapacidad». Yo les digo, no, no es así, esta persona puede hacer millones de cosas que yo no podría hacer. Entonces, ¿por qué es diferente? En realidad, es en la capacidad, y no en la discapacidad en lo que debemos centrarnos. Y esto es en resumen en lo que creo que debemos centrarnos para cambiar el enfoque, en tener cuidado con las palabras que usamos, porque gran parte de las reflexiones y las palabras que usamos hoy nos llevan a un camino muy peligroso… aunque esto podría dar para otro pódcast…

Sinéad Burke:
Sí, desde luego, y la importancia del lenguaje es clave. Pongo como ejemplo a esas personas que se describen a sí mismas como personas pequeñas o con enanismo, yo la verdad es que prefiero usar la palabra discapacidad y discapacitado, se trata de dotar de sentido a las palabras. Me fijo especialmente en las palabras, sobre todo teniendo en cuenta que crecí en una época en la que la educación continuaba estando segregada. Si tenías una discapacidad te enviaban a educación especial y tal vez por ese motivo no entré a formar parte de la corriente general. Es por esa razón, por la que esta palabra me proporciona una sensación de orgullo. Pero creo que lo que hemos aprendido con esta conversación es que debemos proporcionar a las personas acciones y opciones, acerca de las cosas que eligen, cómo optan por definirse, qué eligen ser y hacer, ya sea un explorador como tú o una profesora como yo, pero, en resumen, crear ese espacio y esa oportunidad para tantas personas es increíblemente importante.

Sinéad Burke:
No obstante, David, has dicho algo realmente fascinante en esta conversación sobre que gran parte de tu trabajo no se centra en exclusiva en formar o alentar a las personas para que encuentren su espacio en el mundo y usar su voz, sino que, en realidad, se centra en crear un cambio sistémico sostenible, a muy largo plazo, que perdure en el tiempo, y en ese sentido has tenido que conversar con personas, empresas y organizaciones que ostentan el poder y colaborar con ellos, marcando así una diferencia que sea cuantificable de muy diversas maneras.

Sinéad Burke:
Y esto ha dado lugar a un cambio repentino al cual no has tenido que dedicar décadas de trabajo. Sé que una de las formas en las que te has apoyado para lograr esto, y que ya has utilizado en anteriores ocasiones, consiste en colaborar con distintas organizaciones. Y cuando escuché que ibas a formar parte de la campaña Off The Grid para Gucci, mi instinto me dijo que se trataba de algo realmente inteligente, tanto de su parte como por la tuya. Y me pregunté si podrías describirme esta nueva aventura, en qué consiste y por qué consideraste que tu participación en este proceso merecía la pena.

David de Rothschild:
Se trata de una marca muy interesante, que cuenta además con un sólido equipo de administración y una gran trayectoria, por no hablar de los objetivos en los que se basa, así como su fuerza de comunicación y su poder de convocatoria. La verdad es que tal como dices, podemos quedarnos en los detalles y señalar lo que está mal, o podemos ver la otra cara de la moneda, o lo que en general las personas intentamos hacer para mejorar las cosas. ¿No? Nadie es perfecto, yo incluido. Cuando comencé de nuevo a trabajar, hace un año, tuve la oportunidad de acudir a la sede central de Gucci para mantener una charla. Al final de la conversación, cuando ya estaba terminando, la verdad es que estoy siendo un poco insolente. Se planteó una pregunta sobre la influencia de las grandes corporaciones y cómo pueden estas llevar a cabo acciones que tengan su impacto en un modo de vida más sostenible.

David de Rothschild:
Y puesto que me lo has preguntado, siempre he creído que hay un sistema que fue creado con unos fines y que dicho sistema se puede recrear para desaprender y reaprender. Las grandes marcas son comunidades y tienen la capacidad de guiar y orientar de forma mucho más rápida en la mayoría de ocasiones. Como ambientalista, puedo tener mi alcance, pero las marcas pueden proporcionar un alcance mucho más amplio y un mayor seguimiento que en ocasiones cuenta además con cierto sentimiento de culto. Y creo, además, que estamos llegando al punto en el que las personas quieren llevar, sentir o interactuar con algo, eso es más que una simple experiencia de producto. Se trata de algo más que el simple beneficio, es el planeta, es la gente, tiene su esencia, algo profundo en su interior. Estaba ya finalizando mi charla allí sentado en la sede de Gucci en Milán…

David de Rothschild:
Y recuerdo que miraba en la sala a las personas tan atractivas que me rodeaban, todas vestidas de Gucci. Siempre he hablado de esta idea, cuando ves marcas que usan imágenes de la naturaleza o que tienen estampados inspirados en la naturaleza en sus productos y en sus prendas, de los cuales Gucci tiene y bastantes, ¿por qué no devolver a nuestro entorno todo lo que nos ha ofrecido? Se trata de algo en lo que llevo pensando y de lo que llevo hablando ya muchos años. Cuando vi al expresidente y exdirector ejecutivo de Gucci, Marco Bizzarri, sentado en primera fila, me acerqué a él y le dije… Marco, ¿por qué Gucci no devuelve a la naturaleza todo lo que esta le ha ofrecido? No había terminado de hablar, cuando me dijo que subiera al escenario. Allí me informó en primer lugar de todo lo que estaban haciendo, su participación en The Lion’s Share Fund, que se encuentra asociado al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, y me puso al tanto de que están donando parte de sus campañas publicitarias, aquellas en las que está implicada la naturaleza.

David de Rothschild:
Y a continuación comenzamos a profundizar en el gran desafío al cual nos enfrentábamos, Marco es una persona a la cual le gustan los retos, al igual que a Alessandro. Comenzamos a conversar sobre la raíces de la marca, su gran equipo de profesionales, realmente implicados, su cuenta de pérdidas y ganancias medioambientales que forma parte de la estructura del grupo y cómo se han implicado todos los sectores dentro de Gucci. Después pasamos a reconocer las opciones de materiales con los que se confecciona el interior de los zapatos. Y así empiezas a considerar los tejidos y materiales y confección, y la verdad es que la gente puede decir, bueno, pues una gran compañía que, lo típico, genera residuos, hace varias temporadas… Y de nuevo, estáis viendo solo lo negativo. Hay una gran cantidad de hechos positivos en todos los movimientos que se han puesto en práctica.

David de Rothschild:
Si eliminas un determinado material, el impacto puede ser enorme. Si conversas y analizas determinados temas, el impacto puede ser enorme también. Así que decidí centrarme en ver lo que estaban haciendo y en investigar para ver qué había detrás de todo esto. Fue así como encontré la plataforma Equilibrium. ¿Y qué pasó con eso? Descubrí actividades de plantación y restauración del entorno, así como protección de los antiguos bosques tropicales… En este punto, ya me estaban convenciendo, veía respuestas. Pero ¿qué pasa con el plástico? Se han eliminado de la cadena de suministro y dentro del grupo, y se está usando material reciclado. Veía hechos que para ser una compañía con un peso y antigüedad tan sólidos, les otorgaba incluso más valor ya que se encontraban a la cabeza en términos de impulsar su infraestructura hacia un planeta sostenible con una mentalidad ecológica y basada en el reciclaje.

David de Rothschild:
Y esto es realmente lo que me emociona, el poder entrar y no solo mirar e irme. El hecho de constatar que realmente hay algo, hay espíritu. Hemos comenzado a conversar y vamos evolucionando y abriéndonos camino hacia algo realmente potente. Después me preguntaron que si deseaba formar parte de la campaña, y claro, si esta se basa en algo que defiendes, pues perfecto, pero ¿qué hay detrás? Observo por otro lado las opciones de materiales, el sistema de reciclaje que se ha utilizado, el nylon ecológico que se ha usado para la confección de bolsos y zapatos… y me doy cuenta de que sus conceptos son muy similares a los del Plastiki y que no solo nos centramos en la opciones de reciclado, sino también en el reciclaje de la economía. Encontramos, por tanto, puntos de contacto muy sólidos que comienzan a tener sentido. Observo la compañía en su totalidad y me doy cuenta de que es, sin duda, una magnífica plataforma dentro de un grupo que tiene muchas otras marcas que las personas conocen muy, muy bien.

David de Rothschild:
Y que si pueden hacerlo bien y liderar el camino, ese efecto dominó presente dentro del grupo, que recorre la base de clientes y la cadena de suministro podría tener un enorme impacto. Creo, además, que aquí lo hemos visto más que en cualquier otro sector en los últimos años, la moda ha estado en primera línea del cambio. Hay que hacer cambios. Las personas comienzan a reconocer estas estrategias, los sistemas de reciclaje, la elección de un material o tintado determinados, o la labor que se oculta detrás de la etiqueta, ¿cuál es el impacto? Y si no comienzas a cambiar tu modelo de negocio a un modelo más sostenible y a analizar los hechos en profundidad, conversando y debatiendo, implementando acciones dentro del propio negocio, los problemas no tardarán en aflorar.

David de Rothschild:
Hoy en día vivimos en una sociedad de consumo y tendencias, donde las marcas tienen que evolucionar. De lo contrario, el consumidor se irá buscando un nuevo entorno. Y creo que Gucci está haciendo un trabajo increíble a la hora de captar esa sensación de, ¿qué supone más? La estrategia de la marca así lo confirma. Por lo que para mí es un honor formar parte de esta nueva aventura, me siento emocionado de poder seguir presionando y seguir siendo ese molesto explorador dentro de la familia Gucci, que intenta decir, «venga, vamos, hagamos más, llevemos esto adelante, cualquier cosa es posible». Me emociona aprender y estar rodeado de grandes personas en esta campaña. Es realmente emocionante.

Sinéad Burke:
Se trata de una idea brillante, pero mucho más desde mi punto de vista como educadora y profesora, una de las cosas que más me emociona de esta campaña es que, en el momento en el cual aterriza en la red social de un adolescente, puede que sea la primera vez que se ha tenido que poner a pensar en estos temas, o incluso que sea la primera vez que analiza temas como la sostenibilidad o el uso de los plásticos, se podría incluso plantear por primera vez de qué material están confeccionadas sus prendas. Porque Gucci cuenta con más de 14 millones de seguidores solo en Instagram. Quién sabe a quién podrían llegar estas ideas, a quién influirán, quién sabe qué charlas y coloquios podría suscitar tanto durante una comida o incluso en un grupo de WhatsApp… y esto es lo verdaderamente importante, incluso si esa persona es un cliente con aspiraciones y no alguien que va a usar estas prendas, sino que el uso de las mismas se entiende como una herramienta y un catalizador en términos de educación. Pienso que esto es increíblemente importante.

David de Rothschild:
No podría estar más de acuerdo. Recibí un correo electrónico relacionado con esto el otro día y no podría estar más feliz. Se pusieron en contacto conmigo a través de LinkedIn. Me dijeron: «Hola, me llamo Christian. Tengo 19 años y soy estudiante universitario, marinero y conservacionista marino. Estoy muy feliz ahora mismo porque has sido mi ídolo desde que puedo recordar. Comencé en el activismo viendo la botadura del Plastiki en Sausalito, cuando tenía nueve años. Hace poco he lanzado una aplicación sin ánimo de lucro llamada Generation Blue y actualmente estoy desarrollando una aplicación de activismo llamada, Pick It». ¡Bueno! Se cierra el círculo. Este chaval tenía nueve años, vio el Plastiki y 10 años después, con 19 años, se describe a sí mismo como activista y conservacionista marino.

David de Rothschild:
Ese es el efecto dominó. Cuando la gente me dijo: «Bueno, todo ha terminado, has llegado a las costas de Sídney. ¡Bien hecho!», yo me quedé pensando «¡pero si el trabajo acaba de empezar!». No tenemos ni idea de lo que va a salir de esto ni del efecto de continuidad que puede tener. Creo que lo mismo se aplica a Gucci, tienen una audiencia a la que nunca podría llegar y, como bien dices, hay 40 millones de personas en una sola plataforma de redes sociales. Esta marca te ofrece todos los diferentes puntos de contacto. Y, entre ellos, hay un niño o una niña en algún lugar que está viendo a alguien usar un par de zapatos fabricados con material reciclado y que podría crecer para convertirse en el diseñador de una futura marca de moda en 10 años, y esa marca basaría su producción en materiales de bucle cerrado totalmente sostenibles. He sentido la inspiración en una conversación que ha tenido lugar hoy mismo.

David de Rothschild:
Eso para mí es lo maravilloso de esta interrelación. No podía creerme que el otro día, cuando llegó, fue como ¡vaya!, han pasado 10 años desde el impulso de la primera ola. Lancé al Plastiki al océano, creé esas olas y ahora esas olas regresaban. Para mí es gran parte de la motivación para hacer esto, al igual que probablemente lo sea para ti como profesora, porque plantas esas semillas y ves cómo crecen casi por arte de magia. De eso se trata el efecto cíclico de la vida. ¿No? Se trata de soñar más allá de uno mismo. Plantar semillas acerca de cómo vivir en armonía con los demás y en armonía con la naturaleza. en esta relación simbiótica con los demás, donde todos valoramos esa interconectividad, esa diversidad y la magia comienza a suceder. ¿No? En el momento en que tratamos de excluir, descartar y fragmentar y de anteponer el temor a la curiosidad, caemos en una trampa de desesperación y en la trampa de lo que debemos evitar a toda costa.

Sinéad Burke:
David, para cualquiera que esté escuchando esto y que no sienta el coraje o la curiosidad que tú o yo tenemos, básicamente, creo que las cosas que creemos que son imposibles lo son únicamente porque la antítesis aún no ha tenido tiempo de existir o florecer, o no lo hemos pensado. Para aquellos que están escuchando y que no han tenido el privilegio o la fortuna de estar en un entorno rodeado de personas que les alienten a ser curiosos, ¿qué consejo les darías? ¿Qué conjunto de herramientas o que borrador les proporcionarías para ayudarles a mantener los restos o la base de curiosidad que ya tienen y ayudarles a hacer que crezca aún más?

David de Rothschild:
Diría que todas las herramientas y todo el potencial que tenemos están en nuestro interior. Creo que tenemos que duplicarnos en nosotros mismos y creer en nosotros mismos. Hay tanto ruido, independientemente del lugar en el que vivas, de la forma en la que vivas o de cuál sea tu extracto social…. hay mucho ruido. Y, en realidad, todos tenemos que volver a ello. Tenemos que volver a la intuición animal porque somos criaturas basadas en la intuición, todos tenemos dentro exactamente lo que necesitamos para liberar nuestro potencial humano. De igual manera contamos con la resiliencia para creer en nosotros mismos, aprovechar esa creencia y decir «oye, puede que no tenga la confianza suficiente, pero si puedo continuar y centrarme en ese pensamiento, puedo confiar en mí, confiar en que tengo las herramientas, confiar en que prosperarán y confiar en la visión de que puedo llegar al lugar en el que quiero estar».

David de Rothschild:
Entonces podemos proyectar ese pensamiento y colocarlo frente a nosotros, incluso de manera física, tal vez imprimir visualmente esa visión, escribir esa visión o lo que sea que estés tratando de hacer. Lo tienes dentro de ti, pero vivimos en una sociedad en la que nos dicen que no podemos o que no somos lo suficientemente buenos. Sinceramente, diría que mi mayor motivación es cuando alguien dice que no puedo hacer algo, simplemente lo haré para demostrarle que se equivoca y que puedo hacerlo. Esa es mi cabezonería una y otra vez. David no hará esto. No podrá. Recuerdo la primera vez que hablé del Plastiki y dije «voy a construir un barco con botellas de plástico». Todos empezaron a decir «estás loco, podrá es la idea más estúpida que he escuchado jamás. Nunca va a funcionar». Eso es todo lo que necesitaba escuchar.

David de Rothschild:
He trabajado en otro proyecto durante ocho años. Cada vez que llegaba a un punto en el que pensaba que podría conseguir algo se me cerraba una puerta, luego otra y luego otra, pero sigo perseverando. Voy a seguir adelante. Creo que si pones la atención suficiente en ti mismo y en tu visión y te abstraes de lo que digan otros y del ruido, no harás caso de los que criticarán tu capacidad para lograr lo que deseas basándose en el miedo. Si logras reconocer que se trata del miedo de ellos y no del tuyo y puedes eliminar esa voz y ese ruido y creer en ti mismo, puedes conquistar cualquier cosa porque la condición humana y el potencial humano son infinitos y solamente estamos sujetos a nuestra propia capacidad de parar.

David de Rothschild:
Solo nos atenemos al ruido que nos dice que no podemos hacer algo y a nuestra imaginación y tenemos que desatar nuestra imaginación, reducir el ruido y escuchar a ese niño interior y a esa voz interior. Si te dejas llevar por la voz de ese niño interior de nuevo, todo es posible.

Sinéad Burke:
David, hablar contigo ha sido un absoluto placer. Y, como persona que se consideraba curiosa, todavía creo que tengo mucho que practicar. No puedo agradecértelo lo suficiente. Gracias.

David de Rothschild:
Muchas gracias. Ha sido todo un honor. Y gracias por inspirarme a seguir pensando y alimentar mi propia curiosidad. Así que espero con ansia a la próxima vez en la que pueda contarte más historias.

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