Gucci Podcast:
Hola y bienvenidos otra vez a Gucci Podcast. Hoy le traemos un episodio con dos invitados de lo más inspiradores que se han unido recientemente al Consejo Consultivo de la iniciativa de Gucci Chime for Change: [Sinéad Burke 00:00:22] y [Jeremy O. Harris 00:00:23]. Escuche la entrevista que les hace [Elina Dimitriadi 00:00:27], editora de moda de Vogue Grecia, y disfrute de las conversaciones que mantienen sobre accesibilidad, inclusividad y el papel que desempeñan en impulsar un cambio positivo a través de su trabajo.
Elina Dimitriadi:
Me llamo Elina Dimitriadi y soy editora de moda en Vogue Grecia. Para mí es todo un honor poder entrevistar a Sinéad Burke y Jeremy O. Harris para nuestro número de diciembre. También me alegra que todos los oyentes del Gucci Podcast puedan escuchar esta conversación grabada a distancia. El número de diciembre de Vogue Grecia se titula Human After All, y se lo dedicamos a la gente extraordinaria que disfruta compartiendo con los demás y lucha para hacer de este mundo un lugar mejor y más inclusivo para todos.
Sinéad Burke es maestra, escritora, defensora de las personas con discapacidad, así como una destacada promotora de la moda y el diseño inclusivos. A través de su empresa, Tilting the Lens, organiza debates y emprende medidas importantes relacionadas con la educación, la equidad y la accesibilidad. Jeremy O. Harris es actor y dramaturgo, conocido por su obra Daddy, pero sobre todo por Slave Play, que recibió 12 nominaciones a los premios Tony, el mayor número de nominaciones a los premios Tony de todos los tiempos. Más tarde hablaremos de ello. Sinéad y Jeremy se han unido recientemente al Consejo Consultivo de Chime for Change.
La iniciativa Chime for Change fue fundada por Gucci en 2013 para unir y fortalecer las voces que se alzan en favor de la igualdad de género en todo el mundo, con especial atención a la educación, la salud y la justicia. El objetivo de Chime for Change es involucrar al público en la lucha por la igualdad, uniendo a las personas más allá de sus fronteras o generaciones. Sinéad, Jeremy, muchas gracias por acompañarme. Es un placer contar con vuestra presencia.
Jeremy O. Harris:
Gracias por invitarnos.
Sinéad Burke:
Muchas gracias. Es un placer.
Elina Dimitriadi:
¿Qué habéis hecho durante el confinamiento? ¿En qué habéis invertido el tiempo?
Jeremy O. Harris:
Bueno, no sé vosotras, pero esta semana no he podido hacer nada. Gracias por pedirme que viniera de tarde. La verdad es que ahora mismo mi reloj interno está puesto en California. Quiero estar al día con las elecciones presidenciales y me paso como unas 20 horas pegado al televisor. Apenas duermo unas cuatro horas. Lo cierto es que mi cerebro nunca había estado tan activo desde que empezó el confinamiento. En estos últimos ocho meses, decidí tomarme mi bienestar muy en serio. Sabía que mi psique pasaría por muchos cambios. Y, de hecho, pasé de salir a cenar todas las noches, trabajar en mi espectáculo y conocer a gente increíble, como Sinéad, a estar en casa encerrado durante siete meses seguidos sin más compañía que la propia.
Jeremy O. Harris:
Seguí un estricto régimen de bienestar. Solo me permitía hacer cosas que me reportasen placer. Si me apetecía ver anime durante seis horas y comerme dos hamburguesas, lo hacía. Si me apetecía leer un libro sobre James Baldwin, no me cortaba. Y jamás me obligué a crear más de lo que quería. ¿Cómo lo has llevado tú, Sinéad?
Sinéad Burke:
Vaya. Qué interesante. Me encanta lo de que seas estricto con tu bienestar. Yo pasé por una auténtica transformación en marzo. Antes existía, trabajaba y defendía mis causas viajando. Hacía muchísimo tiempo que no pasaba tanto tiempo en casa, con mi familia. Me da hasta vergüenza admitirlo. De repente me encontré encerrada en mi casa, en un espacio mucho más accesible que el resto del mundo, porque, al fin y al cabo, es mi hogar. ¿Qué oportunidades me daba aquello? Al no poder viajar, ¿podría seguir siendo capaz de crear un entorno íntimo a través de las tecnologías digitales? ¿Sería capaz de animar a las personas a cambiar sus opiniones y propuestas empresariales para incluir a las personas con discapacidad?
Ese tiempo era algo que realmente necesitaba, y la verdad es que lo disfruté, pero también aprendí cosas que me asusta reconocer. Al principio de la pandemia, al darme cuenta de todo el tiempo que tenía, comencé a pensar: “¿Cuáles son las cosas que siempre he querido hacer?”. Y me refiero a cosas que no hacía porque me ponía excusas o porque ni siquiera contemplaba la idea de hacerlas. Una de ellas era escribir un cuento para niños. Me formé como maestra. Doy clase a niños de primaria. Escribí sobre cómo mi identidad como mujer con discapacidad y maestra hizo que me diera cuenta de que a los niños no se les suele decir que son perfectos tal y como son.
Como mujer con discapacidad que soy, entendí que el modelo de justicia y el modelo social de la discapacidad hacen que no tenga una discapacidad basada en mi condición médica, sino en el mundo. Comprendí que necesitamos decirles a los jóvenes que no debemos tener que cambiar nuestra identidad para encajar, existir y sentirnos válidos. Debemos sentir que tenemos las habilidades y las herramientas con las que poder cambiar el mundo que nos rodea para transformarlo en un lugar seguro y equitativo en el que podamos existir tal y como somos. Y ese fue el gran proyecto en el que me embarqué. Nunca supe si realmente saldría algo de ahí, pero lo han publicado y ya está disponible tanto en bibliotecas como en librerías.
Jeremy O. Harris:
¡Guau!
Sinéad Burke:
Pero, aparte de eso, he estado como Jeremy [diálogo cruzado 00:06:06] Bueno, ¡ya veremos si sirve de algo! Al igual que Jeremy, lo que hice fue seguir una rutina. También dediqué algo de tiempo a hacer algo tan sencillo como salir a pasear todos los días. Intenté tejer unos gorros y plantar girasoles, cosa de la que prefiero no hablar, porque no terminó muy bien. Basta con saber que no se me dan nada bien las plantas ni [inaudible 00:06:25], pero nada de nada. De todas formas, la idea de invertir tiempo en mí misma, ya sea escribiendo un cuento infantil, haciendo ejercicio a diario o siguiendo una rutina, es algo que me gustaría conservar, sin importar cómo cambie el mundo.
Jeremy O. Harris:
Me gustaría comentar una cosa rápidamente. No pretendo quitarte el trabajo ni nada parecido, Elina, pero este tema me trae de cabeza…
Elina Dimitriadi:
No, no, no. Por favor. Adelante.
Jeremy O. Harris:
Gracias. Me obsesiona la idea de crear un nuevo marco para hablar sobre cosas como la discapacidad, o incluso para ver este momento como si no fuera… Una de mis profesoras favoritas, [Magda Romanska 00:07:05], que tiene enanismo y utiliza una silla de ruedas eléctrica, escribió un ensayo asombroso en el que comenta que, aparentemente, muchas “personas sin discapacidad” se han sentido frustradas en estos últimos seis meses de pandemia porque se han visto obligadas a entrar en una especie de estado de discapacidad. ¿Verdad? De repente, la pandemia le había dado al mundo ese marco que, para ella, habría sido el más cómodo de toda su vida, como profesora de Harvard, Yale o el MIT, que son todas las universidades en las que ha estado dando clase.
Cuántas veces se dirigió a sus superiores para decirles: “En los próximos tres meses preferiría dar clases en remoto, dadas las necesidades que tiene mi cuerpo en estos momentos”. Pero hasta universidades como Harvard le dijeron: “De ninguna manera. Debes dar clase en persona. No podemos recurrir a la enseñanza remota”. Sin embargo, en los últimos siete meses lo único que han hecho ha sido, precisamente, dar clases a distancia, y, además, han visto que funciona.
Sinéad Burke:
Ahí está el reto. Los principios de accesibilidad nos benefician a todos. ¿Verdad? Ya sea porque te lesiones por una caída, porque estés envejeciendo o porque hayas heredado una enfermedad. Lo que ha sido realmente frustrante, desde el punto de vista de las personas con discapacidad, es que muchos de estos principios de accesibilidad, como trabajar desde casa, nunca han sido valorados, porque no han sido algo que la mayoría ha pedido. Ahora, sin embargo, la pandemia ha puesto de manifiesto lo necesarias que son estas prácticas. Parecía imposible, pero no lo era. Simplemente no había voluntad por llevarlas a cabo.
Ahora, a medida que nos adentramos en una nueva fase, es importante que no nos apresuremos a reconstruir la economía o la sociedad. Tampoco podemos pensar en las personas con discapacidad como si fueran vulnerables, diciéndoles cosas como: “Quedaos en vuestras casas. Los demás tenemos que volver a nuestros trabajos. Tenemos que reconstruir el mundo y lo vamos a hacer sin vosotros”. Ya ha pasado antes. Por eso describimos a las personas con discapacidad como cargas para la sociedad y las comunidades. Lo hemos institucionalizado. Ahora bien, el diseño de espacios y lugares en los que mantener el distanciamiento social es sinónimo de accesibilidad.
Entonces, ¿por qué no colaboramos con las personas con discapacidad para diseñar lugares accesibles y descubrimos hasta dónde podemos llegar? Porque eso nos brinda oportunidades de sostenibilidad, en términos de longevidad de lugares y espacios, y va a suponer un enorme beneficio para todos. ¿Por qué no lo hacemos? Si tuviera que dar un motivo que explique por qué no se ha hecho antes, sería porque muchas de las personas que ocupan puestos de poder y liderazgo están convencidas de que tienen todas las respuestas. Pero en lo que respecta a la discapacidad, ha habido muy pocos debates y socializaciones sobre el tema. La gente simplemente lo ignora. ¿Cómo puedes ocupar un cargo de poder y levantar la mano para decir: “No estoy seguro de cómo hacer esto”?
Jeremy O. Harris:
Completamente de acuerdo.
Elina Dimitriadi:
Sí. Porque la gente tiene miedo de demostrar que son ignorantes en este sentido. Es [inaudible 00:10:04]. Cuando te vuelves adulto, es como si, de repente, tuvieras que saberlo todo. Al final, tienes miedo de hacer preguntas o de ser curioso, de continuar queriendo aprender y demostrar que no lo sabes todo. Por eso hay que incluir a más gente y hacer preguntas, comenzando por cómo se sienten, cómo están, qué puedes hacer por ellos y así.
Sinéad Burke:
Sin duda. Creo que se trata de una dualidad, de sentir que puedes dar un paso adelante, ser curioso y hacer preguntas, pero a la vez darte cuenta de que vivimos una época en la que nunca hemos tenido acceso a tanta información con la que poder educarnos a nosotros mismos. Por lo tanto, se trata de ser curioso y también de tener la iniciativa y la capacidad de ponernos al día con de esas conversaciones. Jeremy, me gustaría hacerte una pregunta. Siento interrumpirte, Elina.
Jeremy O. Harris:
Me gustaría añadir que, con esa curiosidad, deberíamos contemplar este momento no como un momento de estancamiento, sino como un momento de cambio radical de conciencia, un momento de pausa que debemos aprovechar para rediseñar los marcos de inclusión. ¿No? La inclusión no solo debe formar parte de dichos marcos, sino que debe estar completamente integrada en lo más profundo de ellos. Ninguna compañía importante ha sido capaz de dar un espectáculo este año. ¿Debería hacerles pensar en lo que supone no poder dar un espectáculo? ¿Podría ser este momento más inclusivo, y no solo para el entorno, sino también para definir cosas como quién se sienta en primera fila? ¿Cómo se sientan en primera fila? ¿Quién está invitado a formar parte de este proceso para ver la ropa exhibida? ¿A quién enviamos ropa para que se la pongan? Todo esto es muy emocionante.
Sinéad Burke:
Es la idea que tenemos sobre la accesibilidad y la tecnología, sobre los textos alternativos, los subtítulos o las descripciones. Siempre es interesante que la moda exista sobre una pasarela, que es un sinónimo de rampa. Sin embargo, rara vez vemos a personas en sillas de ruedas o a cualquier persona que necesite acceder, o que pueda acceder, a un espacio como ese a través de una rampa. Jeremy, me gustaría hacerte una pregunta. En plena pandemia, y en momentos de cambio a nivel mundial, solemos dirigirnos a los políticos, a los economistas o a los expertos financieros para pedirles soluciones.
Pero una y otra vez, hemos visto que son los artistas y los escritores los que nos proporcionan una vía de escape y entretenimiento. Son ellos los que nos dan el vocabulario que necesitamos para sentirnos seguros o llamar a las cosas por su nombre, ya sea caos, fricción o lo que sea necesario para construir este nuevo marco. ¿Sientes algo de presión en este sentido? ¿Te ha llevado tiempo cuidar de tu bienestar? ¿Has tenido que practicar? ¿O siempre te has sentido cómodo haciéndolo?
Jeremy O. Harris:
Es algo que lleva tiempo y que hay que practicar. Pero me ayuda a liberar mucha de esa presión. Creo que… Gracias por preguntarlo. Creo que, en estos momentos, la gente siente la constante necesidad de hacer un llamamientos a los artistas para que hagan algo. Hacen referencia a libros como El rey Lear. Te dicen: “¡Shakespeare escribió El rey Lear en plena epidemia de peste!”. Y yo pienso: “Sí. Es cierto. Pero El rey Lear no trata sobre la peste. El rey Lear es una tragedia con tintes telenovelísticos que trata sobre una familia rica, donde el padre se vuelve loco y no quiere que sus hijos hereden su riqueza”. ¿Correcto? Es como la serie Succession, pero con más erotismo, porque hay una piscina.
Sinéad Burke:
La fuerza de Jeremy está aflorando.
Jeremy O. Harris:
Exacto. A veces me pregunto si podríamos mitigar la presión que muchos artistas jóvenes sienten para escribir una obra maestra sobre Donald Trump o el desastre de la COVID-19 al recordarles que la obra que Shakespeare escribió durante la peste se parece más a esa telenovela que emiten los domingos a las 9 de la tarde. No habla de la peste ni de cómo la gente se moría en la calle. Y no pasa nada. Las obras de gente que se moría en la calle no duraron mucho. Nadie está tan interesado en esas obras. No pasa nada, y lo digo como miembro de una clase sistemáticamente oprimida. ¿Verdad?
Es algo que siempre debo recordar, porque soy una persona queer y negra que vive en Estados Unidos. No tengo que hablar sobre esa opresión cada vez que me siento a escribir, sobre todo para sentir que estoy creando algo que merece la pena. Podría escribir sobre mi extraña obsesión con los animes de deportes, y cómo esa obsesión me postró en el sofá durante seis meses, convirtiéndome en una auténtica bola de grasa, y lo bien que me sentía siendo así, una persona que pudiese disfrutar de sus cosas y no alguien que tuviese que participar activamente en la sociedad a cada rato.
Elina Dimitriadi:
Sí. Increíble. Sí. Estaba pensando en que ambos utilizáis vuestras redes sociales como plataforma. Lo cierto es que, durante la pandemia, las redes se han convertido en nuestra principal plataforma. ¿Creéis que podrían aportar un lugar más democrático donde todos puedan expresarse y se os tenga en cuenta? ¿De qué manera se relacionan con la frase “Necesitamos plataformas, no pedestales”? Sinéad, tú también has dicho esa frase. ¿Verdad?
Sinéad Burke:
Sí. Me encanta cuando mis palabras vuelven para atormentarme. Pero sí. Recuerdo haberla dicho. [diálogo cruzado 00:15:50] No, gracias.
Elina Dimitriadi:
Con frecuencia, para crear una campaña o algo parecido, se coge a una persona con discapacidad o a una persona y se la pone en un pedestal, y también [inaudible 00:16:02]. Pero no se les da una plataforma real.
Sinéad Burke:
Sí. ¿Puedo empezar? Jeremy, no te cortes e intervén cuando quieras.
Jeremy O. Harris:
Adelante.
Sinéad Burke:
Seguramente ya tengas una idea formada al respecto. Creo que la noción de plataformas, y no de pedestales, es realmente importante. Antes hablábamos de esta noción de líderes clave que no saben cuáles son los próximos pasos que se deben dar. Creo que el primer paso para dar con una solución es mediante la colaboración, la creación conjunta y el diseño conjunto. Es la idea de que no diseñar o crear para alguien, de que hay igualdad de condiciones. Es mucho más fácil decirlo así que manifestarlo en la sala de juntas de una empresa de moda o en una campaña de marketing, pero me parece importante.
Tu pregunta encierra varias ideas, pero me gustaría centrarme en dos de ellas. La gente me suele preguntar, particularmente en las escuelas, “¿El tokenismo tiene algún valor?”. El tokenismo, en cierto sentido, no es algo en lo que todos queramos invertir. Pero si el tokenismo consiste en crear una serie de criterios que reflejen el mundo, un punto de partida desde el que manifestar ese reflejo en campañas u organizaciones, en ese caso, estupendo. Es maravilloso contar con voces, aspectos y orígenes de lo más diversos. Pero ¿y luego?
¿Nos beneficiamos con la estética de estas personas? ¿O les ofrecemos un espacio equitativo en el que colaborar? Se me vienen algunos ejemplos a la cabeza. Por ejemplo, Jeremy ha hecho un trabajo increíble con Circle Jerk, o con el fondo que ha creado para ayudar a que las personas exploren, fracasen y pongan a prueba sus habilidades y creatividad. También está la idea de que, al darle una oportunidad a una voz minoritaria, no hay espacio para el fracaso. Los resultados deben ser siempre excelentes. O lo hacen muy bien, o no existen. No hay término medio.
Creo que debemos matizar que lo que buscamos son oportunidades, no la excelencia, así como un reparto de recursos que permita a la gente disfrutar de oportunidades justas y equitativas. Porque, aunque se ofrezca esa oportunidad, si no es accesible, ¿para quién o para qué existe? Es interesante la cuestión que has planteado sobre las redes sociales. Para mí, las redes sociales son importantes. Como acabamos de ver con el tema de las elecciones presidenciales, es realmente importante que quienes tengan el poder dentro de esas instituciones reconozcan cómo esas plataformas pueden ser explotadas y manipuladas, y cómo también pueden ser, en efecto, un vehículo para la educación. Pero suelen hacer que la gente se sienta más sola que conectada.
Yo soy una mujer con una discapacidad visible, por lo que, para mí, la idea de crear una red de personas donde aprender cosas y encontrar apoyo me ha resultado muy provechosa, tanto en lo personal como en lo profesional. Pero ¿cómo nos aseguramos de educar a la gente desde el anonimato que proporcionan las redes sociales? Es un problema pendiente de resolver.
Jeremy O. Harris:
Estoy completamente de acuerdo con todo lo que acaba de decir Sinéad. Gracias por mencionar a Circle Jerk.
Sinéad Burke:
Nunca pensé que lograríamos algo así en el podcast de Gucci. [diálogo cruzado 00:19:15]
Elina Dimitriadi:
Lo vi el otro día en Twitter. Fue increíble.
Jeremy O. Harris:
Estoy muy orgulloso de Michael Breslin, Patrick Foley, [Cat Rodríguez 00:19:24], [Ariel Sibert 00:19:24] y [Rory Pelsue 00:19:26], de todo el equipo. Son unos fenómenos. Has hablado de algo que me apasiona, algo que intento modelar. Y sé que tú también eres modelo… Reconozco que formar parte del mundo de la moda, de la televisión o del cine significa participar voluntariamente en un espacio dominado por el capitalismo. ¿No es cierto? El capitalismo rara vez cuida de aquellos que forman parte de él. Además, trata de obtener beneficios con nuestras identidades. ¿O no?
Como lo reconozco, intento modelar para empresas de la manera más ética posible dentro de estas instituciones, para compartir los beneficios que se van a obtener de mi identidad, o la de Sinéad, con otras personas que podrían no estar en posición de beneficiarse con estas cosas debido a su identidad o condición social. ¿Entiendes? En mi caso, si pienso en lo que este momento significa para mi carrera y qué función desempeñan las redes sociales en todo esto, lo único que puedo hacer con estas plataformas es modelar la realidad que quiero ver en el mundo, una en la que las personas cuiden de los demás. ¿Verdad? Porque este mundo suele recompensar a aquellos que no cuidan de los demás, del prójimo o de los miembros de su comunidad.
Por eso soy dramaturgo, porque adoro la comunidad. Me gusta construir comunidades y cuidar de ellas. Y me gustan cosas como TikTok. Creo que mi compilación de vídeos durante la pandemia lo ha dejado claro. Comenzó siendo una colección de vídeos que me fui encontrando, pero ahora solo hay tiktoks. Lo que más me gusta de TikTok es que su sección “Para ti” es como una comunidad. ¿Verdad? Como un reflejo de lo que te gusta ver, tanto para bien como para mal. Lo bueno que tiene es que me permite ver lo que piensan otros activistas jóvenes y queer, ya tengan una discapacidad, sean negros o musulmanes.
Mi sección “Para ti” es así, literalmente. Porque esas son las personas cuya visión del mundo me atrae. En esta época de extrema soledad, me ha resultado muy enriquecedor rodearme de su humor, sus enfados y sus pasiones, de lo que les parece hermoso o lo que les parece feo.
Sinéad Burke:
Además, estas plataformas, como bien has dicho, Jeremy, permiten que muchos de estos jóvenes creen narrativas, textos y conceptos de sí mismos que van más allá de sus identidades. No solo tienen la oportunidad de expresar lo que supone ser una persona queer o una persona con discapacidad en Estados Unidos o en Europa, sino que también pueden escribir sobre sus intereses, ligados y forjados por esas identidades. Aunque eso no define el objetivo que deben perseguir sus creaciones.
Jeremy O. Harris:
Completamente de acuerdo. El humor que veo en estos jóvenes revela lo deliciosamente abyectos que son, y lo digo como algo positivo. Su humor es abyecto, carente de opresión. Es el humor más libre que jamás ha existido. Crea nuevos modelos y marcos desde los que ver a estos jóvenes procedentes de colectivos identitarios oprimidos, de una manera que encuentro [diálogo cruzado 00:23:28]
Sinéad Burke:
Me encanta que hablemos sobre los jóvenes en este podcast.
Jeremy O. Harris:
Exacto.
Sinéad Burke:
Es la primera vez que me siento tan vieja, Jeremy. Te lo agradezco. De veras. Los 30 [inaudible 00:23:37]. Ahora tengo [diálogo cruzado 00:23:40]
Jeremy O. Harris:
Acabas de escribir un cuento infantil. Al final del día, esos son los jóvenes en los pienso, en los niños de 11 años.
Sinéad Burke:
Sí.
Jeremy O. Harris:
Siempre les vamos a parecer muy mayores.
Sinéad Burke:
Cuando las personas no están condicionadas por las opiniones del mundo y tienen la oportunidad de involucrarse con estas comunidades o acceder a libros infantiles, información, obras de teatro o a la creatividad como una entidad en sí misma, pueden, aunque suene idílico, soñar con las posibilidades que podrían llegar a tener.
Elina Dimitriadi:
Porque si tienen representación, verán que hay alguien como ellos ahí fuera. Supongo que para ti ha sido difícil. Sinéad, tú tuviste el ejemplo de tu padre, quien te dijo que eras capaz de hacer cualquier cosa. Pero, aparte de eso, no hemos visto que haya otras personas como tú ahí fuera que logren sus objetivos, como convertirse en maestro, por ejemplo. Jeremy, como persona negra y queer que eres, supongo que tú tampoco has visto que nominasen a los Tony a otros artistas como tú.
Sinéad Burke:
¡12 Tonys! ¡12 Tonys!
Jeremy O. Harris:
Para ser justo, y no sé si a ti Sinéad te pasa lo mismo, pero a mí las conversaciones sobre identidad me resultan muy complejas. Tuve una magnífica conversación con [Dev Hynes 00:25:00] sobre esto.
Elina Dimitriadi:
Me encanta su música. Sí.
Jeremy O. Harris:
Dev es genial.
Elina Dimitriadi:
Sí.
Jeremy O. Harris:
Crecí obsesionado con El Archivo, con una fijación por lo histórico y exclusivo/blanco. Los ídolos con los que más me identificaba eran personas como [Edward Olvy 00:25:21]. ¿Comprendes? Personas como George Bernard Shaw. Sé que es raro, pero George Bernard Shaw siempre ha sido uno de mis favoritos.
Sinéad Burke:
Tenemos que llevarte a Dublín, Jeremy.
Jeremy O. Harris:
El caso es que esas personas tenían una sensibilidad similar a la mía. Creo que eso es algo que todos vemos en la moda. ¿No? Puede que nunca me parezca a Naomi Campbell, pero su forma de caminar me recuerda a aquello a lo que aspiro. Lo siento como otro nivel. En uno de sus correos, [Adrienne Kennedy 00:25:54] me dijo algo muy bonito sobre Audrey Hepburn. Me dijo algo así como: “Sabía que jamás sería Audrey Hepburn, pero aspiraba a ser como ella, porque ella, en cierto modo, estaba a otro nivel”.
En el mundo del teatro había gente que se parecía a mí y a quien yo tenía por modelo, porque conocía El Archivo. ¿Entiendes? Sabía que George C. Wolfe había escrito The Colored Museum y que luego pasó a dirigir Angels in America, la obra que tuvo más nominaciones a los Tony antes que la mía. Ahora mismo estoy levantando el pulgar. Dirigió el Teatro Público y fue un increíble defensor de otros artistas, como Robert O’Hara, un dramaturgo negro y queer que terminó dirigiendo Slave Play. Pero lo más difícil fue encontrar a alguien de esa lista de dramaturgos que tuviera la misma sensibilidad que yo. Por eso me referí antes al humor abyecto de estos jóvenes.
Me sentía muy solo al mirar el mundo desde una perspectiva de izquierdas, un ángulo desde el que exploraba todos los resquicios de una idea hasta encontrarle la gracia. La oscuridad me fascinaba. A los negros, a las mujeres y a los queer se les suele decir: “Como la representación es tan importante, no debemos proyectar nuestra oscuridad en el mundo. Debemos proyectar nuestra luz y demás”. Sin embargo, en mi opinión, en la luz se encuentra muchas veces la mayor de las oscuridades. Tenía que encontrar gente con ese modelo y esa sensibilidad con respecto al humor oscuro y abyecto, gente con ingenio y rigor. Eso dificultó mucho más mi búsqueda de representación.
Cuando encontraba a esas personas, descubría que no se parecían a mí, aunque sí se sentían igual yo, y eso era algo muy, pero que muy necesario. ¿Tú te has sentido igual, Sinéad?
Sinéad Burke:
Creo que eso es lo bonito de la identidad. Mi experiencia como mujer y persona con discapacidad, blanca, rural y de clase trabajadora no se puede comparar con la tuya, Jeremy, pero hay partes de nuestras experiencias que están moldeadas por esas lentes a través de las que vemos el mundo. Eso nos permite conectar a un nivel más íntimo y rápido. Creo que podemos ver partes de nosotros mismos en el otro, a pesar de los traumas o los desafíos que existen en el mundo que nos separa. Pero hay una conectividad inmediata entre esas experiencias. Yo tuve mucha suerte de que mi padre también tuviese acondroplasia.
El 80 % de las personas con enanismo nacen de padres con una altura promedio. Cuando mis padres fundaron Little People of Ireland, pude ver que la mayoría de mis amigos con enanismo eran los únicos de su familia. Creo que tardé mucho en expresar la fuerza de carácter que me daba el hecho de tener a alguien en casa que se pareciese a mí. Probablemente esa sea la razón que me llevó a interesarme por la moda, porque recuerdo que, con 11 o 12 años, le preguntaba cosas sobre zapatos a mi padre, o dónde podría conseguir ropa que me quedase profesional.
Mi padre no tenía ningún conocimiento al respecto. Al crecer con enanismo, nunca se preocupó por ello, pero como padre tampoco le preocupaba, porque veía la moda como algo más bien práctico. Ahora ya no la ve así, evidentemente. Pero sí en aquel entonces. Yo siempre he sido muy consciente de haber sido la excepción gracias a mi activismo y mi trabajo. He sido la primera persona con enanismo en aparecer en la portada de Vogue. He sido la primera persona con enanismo en asistir a la Gala Met. Estoy muy agradecida por toda la visibilidad y representación que esto supone, por ejemplo, para un niño de 12 años que ve a alguien como él por primera vez sin salir de casa. Eso sí que es poder.
Pero no se trata de mí, sino de que otras personas se sientan identificadas con mi físico. Ahora también soy consciente de que para lograr esta noción de progreso es muy importante que yo no sea la excepción. ¿Qué puedo utilizar y hacer, independientemente de las experiencias, los conocimientos, la educación y las habilidades que he adquirido al ser la excepción, para transformar las culturas de empresa, cambiar el funcionamiento de las organizaciones y garantizar que lo hagan por voluntad? Por ejemplo, ¿qué podemos hacer para alentar la contratación de personas con discapacidad en estas organizaciones? No basta con que las empresas digan “Aceptamos a todos por igual” o “Acogemos la diversidad”.
¿Cómo se ha gestionado esa invitación? ¿Es accesible? ¿Se han desarrollado relaciones con esos grupos comunitarios y organizaciones de personas con discapacidad para asegurarse de que no creen que se están aprovechando de su visibilidad para formar parte de la organización? ¿Cómo se le habla a los niños de 11 años? ¿Se organizan becas para darles oportunidades formativas a aquellos que piensan que las organizaciones y la industria en su conjunto no los quieren dentro? ¿Qué se puede hacer para asegurarse de que no son los primeros en aparecer en la portada de Vogue? Puede que seas el primero, pero en palabras de Kamala Harris…
Elina Dimitriadi:
No serás el último.
Sinéad Burke:
No serás el último.
Elina Dimitriadi:
Sí. Como dijo Kamala Harris, ella es la primera en lograrlo, pero debe asegurarse de no ser la última, como le recordó su madre. Creo que estás haciendo una gran labor…
Sinéad Burke:
Ya lo veremos.
Elina Dimitriadi:
… al respecto.
Sinéad Burke:
El cambio todavía tiene que ser medible y tangible. Eso es lo que conlleva el cambio. Lo que estamos tratando de hacer en el plano cultural, ya sea en el mundo del arte, la moda, el diseño o la tecnología, es transformar los sistemas que llevan funcionando así desde tiempos inmemoriales. Los cambios radicales tardan mucho más de lo que me gustaría. Pero cualquier cambio que ocurra de la noche a la mañana suele hacerse para un comunicado de prensa. No se hace para integrarlo en una nueva forma de trabajar. Creo que debemos ser pacientes con nosotros mismos y seguir insistiendo para que este cambio cultural y organizativo ocurra lo antes posible. Hay personas que dependen de ello.
Elina Dimitriadi:
Mmm (afirmativo).
Jeremy O. Harris:
Sí.
Sinéad Burke:
El objetivo es crear mundos en los que la gente se sienta segura e incluida, mundos donde puedan disfrutar de una experiencia equitativa y ser ellos mismos. Ya sea en el trabajo, en casa o durante su tiempo libre. Jeremy, tal como has dicho al principio, deberíamos aprovechar este momento para recapacitar sobre nuestro proceso y nuestra práctica. Ya hemos hablado de esto, sobre la accesibilidad en las artes. Muchos teatros, por ejemplo, son edificios históricos, lo que significa que, desde el punto de vista legislativo, no pueden ser accesibles.
Pero las leyes pueden cambiar. ¿Cómo podemos encontrar soluciones creativas e innovadoras para transformar los teatros en un espacio accesible? Porque ahora están cerrados. Si esperamos a que haya más recursos o más interés, entonces los teatros abrirán de nuevo y el único interés será llenar las butacas. Por eso, creo que ahora es el momento de incluir a la gente. A todos.
Jeremy O. Harris:
Nuestro indicador debería ser, como has dicho, la contratación de más personas. No basta con que las sentemos en primera fila o las invitemos a aparecer en la portada de una revista. Cada vez que voy al teatro, miro a mi alrededor para ver cuántas personas hay que se parezcan a mí. No se trata solo de contar la cantidad de negros que hay en la sala, sino la cantidad de jóvenes, personas visiblemente queer, femme… ¿Cuántas personas del público parecen no ir al teatro con frecuencia? ¿No?
Sinéad Burke:
Muchas personas cambian de código cuando van al teatro.
Jeremy O. Harris:
Exacto. Cuando hablo con las personas que trabajan en esas obras, visito un teatro que quiere representar una de mis obras o una compañía cinematográfica se interesa por mi trabajo, suelo pasearme por sus oficinas para ver cuánta gente hay. Por lo general, esa es la mejor forma de hacerlo. Cuando hay pocas personas como tú trabajando en sus oficinas, ya sabes por qué no hay mucha gente que se parezca a ti entre el público. Lo normal es que los espacios inclusivos tengan audiencias más inclusivas. Durante nuestro trabajo en Slave Play, les dije a todos que la inclusividad no solo es buena desde un punto de vista estético y moral. En realidad, también es buena para los negocios, porque hace que mucha más gente se sienta invitada a asistir.
¿Quién no querría invitar a tantas personas como fuese posible? ¿Quién no querría ser un buen anfitrión y reconocer las necesidades de todos las personas que has invitado a tu espacio? Si eres consciente de que no sabes cuáles son las necesidades de las personas con enanismo, entonces contrata a una para que te ayude a organizar todo correctamente.
Elina Dimitriadi:
Ahora trabajáis juntos para Chime for Change. ¿Cuál creéis que es vuestro papel en este sentido, como miembros del Consejo Consultivo? ¿Habéis hablado o hecho algún plan juntos sobre lo que podéis hacer?
Jeremy O. Harris:
Todavía no. En nuestra primera conversación hablamos sobre muchas de estas cosas. También hablamos de los temas que tratamos con gran entusiasmo durante las reuniones de Chime for Change, es decir, de las plataformas que Gucci y Chime for Change pueden ofrecer a las personas que nunca tuvieron la oportunidad de decidir para quién es la moda o cómo debe ser la moda. Conozco a [Alessandro 00:35:03], conozco a muchas otras personas que trabajan ahí, y sé que su entusiasmo de incluir a tantas personas diferentes como sea posible es completamente real.
No cuentan necesariamente con todas las herramientas o conocimientos para traer a esas personas y comunidades al mundo de la familia Gucci. Pero esa es una de las cosas que más me entusiasman de Chime for Change. Sin olvidarme de todo el trabajo caritativo que hacen en varias partes del mundo, en las que hablan sobre género y sexualidad para salvar las enormes brechas de conocimiento que ponen en riesgo a ciertas personas. Este año, mi amigo [Adam Eli 00:35:55] ha hecho un gran trabajo con su guía de género. Me ha parecido muy informativa y de gran ayuda para muchas personas que están empezando a comprender la identidad de género, un tema del que, hasta ahora, no eran conscientes.
Sinéad Burke:
Sí. Es una razón para ser optimistas. Creo que una de las cosas maravillosas de Gucci, incluso como palabra, es que se entiende más allá de las fronteras, geográficas y lingüísticas. Hay pocas personas en el mundo que no sepan lo que es Gucci. Cuando una entidad como Gucci invierte en proyectos sobre igualdad de género, accesibilidad o raza, nos da la oportunidad de progresar más rápido, porque la gente comienza a percibir que estas ideas tienen valor e importancia.
También creo que esto conlleva un posible reto, por toda la responsabilidad que recae sobre las personas que, al igual que nosotros, consiguen ocupar puestos en proyectos como Chime for Change. Nosotros tenemos la responsabilidad de seguir impulsando esas oportunidades y, como individuos, debemos crear espacio para acoger a todas esas voces que no pueden estar en la mesa con nosotros, pero cuya experiencia necesitamos reflejar. Creo que el trabajo que han realizado en defensa de la igualdad de género a nivel mundial es muy importante para dar constancia de las diferencias que existen por todo el mundo.
Tengo la impresión de que a veces pensamos que la identidad no varía de una jurisdicción a otra, y que las dificultades o las oportunidades que uno experimenta en una parte del mundo son las mismas en otros lugares. Y nada más lejos de la realidad. Durante mis días como maestra aprendí que, cuando le haces una pregunta a un niño, este suele darte la respuesta que piensa que quieres oír. Eso es algo en lo que me gustaría trabajar durante estas reuniones. En estos espacios, se suele dar la respuesta que los demás quieren oír. Por eso, es importante que nosotros, que conseguimos ocupar este cargo en Chime for Change, seamos reflexivos, honestos y transparentes, y que también nos centremos en las soluciones.
Ser capaces de identificar los desafíos que existen en el mundo es una cosa, pero ofrecer oportunidades y soluciones, ya sea en forma de programas de empleo, becas o fondos, es otra. Tenemos la obligación de realizar este trabajo con una actitud constructiva. Cuantos más seamos, mejor. Necesitamos que más personas formen parte de consejos consultivos como este, donde aportar perspectivas diversas, reflexivas y desafiantes.
Jeremy O. Harris:
Has mencionado algo que me gusta mucho de este grupo, y es que, conmigo, en este panel solo hay cuatro hombres cis, o tres, no me acuerdo de la cifra exacta. Es sumamente esperanzador. Creo que el consejo consultivo también ofrece la oportunidad de escuchar a personas de todo tipo, y escucharlas de verdad. Rara vez tengo la oportunidad de compartir mesa con una activista y una directora ejecutiva. ¿Verdad? Y con una estrella del pop. Y esta es la clase de conversaciones que vamos a escuchar. Es fantástico. Este discurso intergeneracional, intersocioeconómico e interideológico es muy, pero que muy emocionante. Yo me dedico, en cierto modo, a escuchar e informar, a escuchar y canalizar, y me encanta poder disfrutar de un largo periodo de escucha como parte de mi trabajo en Chime for Change.
Sinéad Burke:
Sí. Es importante que, como individuos, desafiemos a los poderosos, pero aún más importante es que nos desafíen aquellos que siempre han tenido menos poder.
Elina Dimitriadi:
Jeremy, me gustaría hacerte una última pregunta sobre tu relación con la moda. He leído en alguna parte que, en tu opinión, el teatro y la moda deberían ser como un matrimonio, porque tienen una relación muy cercana.
Jeremy O. Harris:
Sí.
Elina Dimitriadi:
¿Por qué lo dices? ¿Cómo te sientes al respecto? ¿Cómo ha sido tu relación con la moda?
Jeremy O. Harris:
Bueno, creo que una de las cosas… creo que Sinéad ha dicho algo muy parecido en su entrevista con [Edward Enninful 00:40:22]. La ropa es una de las primeras historias que la gente puede leer sobre nosotros. ¿No es cierto? Me encanta esta idea de que la ropa represente una historia que llevamos sobre la piel. Yo suelo pensar mucho en qué clase de historia cuenta mi piel de color oscuro, y me pregunto hasta qué punto mi color complica la historia. ¿No? La compleja forma de entender el cuerpo negro siempre se ha basado en la ropa. Por eso, en la comunidad negra, la ropa siempre ha tenido una gran importancia.
La presencia siempre ha sido importante. Ya sea para crear una historia que nos hiciese sentir más seguros ante la clase opresora, o para enviar una señal de advertencia. En plan, no te acerques a mí. Es muy interesante, y creo que ese es uno de los mayores poderes que tiene la ropa, aunque no se hable mucho de él. Conociendo lo necesaria que es la narración y la forma en que la ropa queda sobre cada cuerpo, no entiendo cómo las marcas de moda y los dramaturgos todavía no han combinado sus talentos para darle más fuerza a los desfiles de moda y más expresividad a la ropa en las obras de teatro, de forma que ayude a profundizar en la historia. ¿Verdad?
Estas colaboraciones ocurrían mucho, especialmente a principios del siglo XX. Pero algo cambió con la llegada del cine, y también con la posibilidad de ganar más dinero poniéndole un vestido de Givenchy a Audrey Hepburn que poniéndoselo a Elizabeth [Marvel 00:42:17] en una obra de Nueva York. Ahora tenemos la oportunidad volver a combinar estos mundos para mejor, porque avanzamos hacia un espacio más accesible y democratizado, y la imagen de una obra puede volverse tan viral como la de una película, cosa que experimentamos con Slave Play. ¿No?
La realidad es que el teatro se relaciona con las comunidades pequeñas. En este momento, el teatro se hace dentro de la comunidad donde está establecido. Pero la moda es universal. Si pudiera utilizar parte de ese capital y alcance universal para ayudar a más comunidades relacionadas con las artes, todos saldrían ganando. Al menos eso es lo que pienso.
Sinéad Burke:
Es una idea estupenda. Tienes toda la razón del mundo. Yo veo el teatro como una de las últimas formas de mindfulness que existen.
Jeremy O. Harris:
Mmm (afirmativo).
Sinéad Burke:
Porque se establece una relación íntima entre el elenco y tú, o entre el actor y tú. Terminas aislándote del resto del público. Sientes como si los actores le estuvieran hablando a una sola persona, como en este podcast. Para mí, la relación entre la moda y el vestuario es importante. Yo veo la moda como una herramienta que me permite controlar mi apariencia. Es algo que llevaba queriendo hacer durante mucho tiempo, porque la gente hacía suposiciones sobre mi identidad y lo que podía o no podía hacer basándose en mi aspecto, y todo como resultado de la representación en el cine, que a menudo no tenía en cuenta la voluntad de los actores.
La moda me da el poder de crear una nueva narrativa, una que yo he escrito. Independientemente de si vengo aquí con un jersey de Gucci verde con el cuello vuelto, porque vivo en Irlanda, es invierno y hace frío, o de si me pongo una capa para ir al supermercado porque he decidido exponerme al mundo. También es importante que reconozcamos que la moda y la ropa entran en contacto con nuestra piel. Mantenemos una conexión emocional con la industria, y es algo muy serio, porque forma parte de nuestra humanidad, de lo que somos. Además, la idea de trabajar desde casa cambia las cosas, en el sentido de que puedes ir desnudo siempre que te apetezca.
En la mayoría de los países, sin embargo, la ley exige que estés vestido. Es una de las pocas industrias con las que mantenemos este vínculo formal, llámese moda o estilo. Con una industria con tantas partes interesadas, literalmente todo el mundo, entonces, ¿cuál es la responsabilidad de las empresas y la industria en su conjunto? ¿Reconocer la sostenibilidad y la equidad? ¿Tener la intención de representar y comprometerse completamente con estas comunidades?
Volviendo a esta noción de colaboración, creo que tenemos muchas cosas por aprender. Por ejemplo, si diseñamos un sistema de moda sin cremalleras, solamente con imanes y velcro, porque es más accesible para las personas con discapacidad, todos salimos ganando. Se trata de mirar las cosas desde la creatividad, innovación y equidad, pero también desde la rentabilidad. No hay razón para continuar existiendo dentro de un sistema que ha estado en vigor desde siempre.
Elina Dimitriadi:
Sí. Entonces, ¿hay esperanzas? ¿Qué te da la esperanza de seguir adelante, de seguir colaborando con la comunidad para hacer de este mundo un lugar mejor?
Sinéad Burke:
Suena casi como una canción. Como dijo Jeremy, somos de una generación que ha dejado de ser joven, por desgracia, a pesar de las rutinas para el cuidado de la piel que seguimos para [inaudible 00:46:10]. Pero no. Las nuevas generaciones tienen la confianza absoluta de que el cambio es posible. En cierto modo, ni siquiera se sienten obstaculizados por los vicios que aún existen. Son generaciones que reconocen los desafíos y las opresiones sistémicos que siguen existiendo.
Sienten el deseo de luchar por esos cambios, ya sea haciendo cola durante 11 horas para votar en las elecciones presidenciales, escribiendo a los poderosos para exigirles el cambio o mirando una película como Las brujas para cuestionar la representación que hacen de la discapacidad. En serio, ¿cómo han podido hacer semejante película en esta época? También analizan los cambios que ya se han hecho, como la plataforma Your Friends in New York, que ha creado Kerby Jean-Raymond junto con Kering. Creo que son las personas quienes están aprovechando el poder de las entidades para crear resultados tangibles que [inaudible 00:47:03] un cambio. Pero hay mucho más por hacer.
Elina Dimitriadi:
Sí. ¿Y…
Jeremy O. Harris:
Solo puedo aplaudir. Estoy totalmente de acuerdo.
Elina Dimitriadi:
Sí. Supongo que seguiréis luchando. No sé. La verdad es que me llena de esperanza que haya gente como vosotros ahí fuera, gente que sigue luchando y pensando en nuevas formas de cambiar las cosas. Por ejemplo, Sinéad, tú estuviste en Davos, y creo que están empezando a escucharte. No puedo esperar a ver los resultados.
Sinéad Burke:
Gracias. Ni yo.
Jeremy O. Harris:
Ha sido increíble.
Sinéad Burke:
Sí, ha estado genial. Elina, muchas gracias. Gracias a todo el equipo de Gucci.
Elina Dimitriadi:
Gracias por todo. Ha sido un placer hablar con vosotros.
Gucci Podcast:
Gracias por escuchar este episodio de Gucci Podcast, con Sinéad Burke y Jeremy O. Harris. Descubra más sobre Chime for Change y su trabajo en las notas del episodio.